Mi relación con el Gimnasio Samurai empezó allá por 1981, cuando a mis 4 años, mis padres decidieron apuntarme a Judo con la finalidad de aprovechar y controlar mis energías de niño. Además mi padre también hacia artes marciales, en particular comenzo con el JUI JITSU.
Recuerdo que me pusieron un pantalón blanco, una chaqueta grande y un cinturón blanco, que yo no entendía por qué era de ese color y no me daban de otro, pero poco tiempo me costó comprenderlo…también me presentaron a mi maestro: Francisco Ascorbe.
Poco despues tambien mi padre se cambio al JUDO, aunque sin abandonar el otro arte marcial.

Siempre recordaré hacer JUDO con mi padre, y luego tambien con mi hermana, uno de los regalos mas maravillosos que me dio este deporte... hacerlo junto a mi padre.
Gracias a esto fui comenzando a tratar de trasladar a los pequeños judokas todo lo que me trasladaban a mi, impartiendo clases en numeros centros.

Poco a poco, aquel deporte fue transformando mi vida y la de todos aquellos que me rodeaban.
El Judo me ayudó en las relaciones con los compañeros y a comprender lo importante que es el respeto, la ayuda y la colaboración

Despues de algunos dimes y diretes abandone la practica de este maravilloso deporte, aunque como veis por aqui estoy de nuevo. Nunca me aleje del todo y lo retome con fuerza renovada

Todos estos años como Judoka he hecho grandes amigos y todos hemos agrandado la familia del Club Samurai.

En el año 2020, el sensei Hector me dio la oportunidad de colaborar con Gimnasio Samurai a otro nivel, gracias a lo cual me teneis aquí.